Vinilos en las puertas: decora tu casa con un toque mágico
El encanto de una estancia empieza en la entrada
Tu habitación es tu castillo, tu fortaleza, tus dominios. Tu cuarto es tu territorio y en tu territorio rigen tus reglas. Todo el que entre debe saber lo que hay, así que mejor dejarlo claro desde el primer momento. ¿Cómo? Con un vinilo adhesivo que muestre claramente en la puerta cuáles son las normas de esa estancia. Decora tu casa a la vez que pones los puntos sobre las ies.
Y es que hay muchos temas en los que más vale despejar dudas desde el principio y evitar conflictos posteriores. Puede que debas aconsejar a los visitantes que tengan cuidado con el perro (porque quien avisa no es traidor) o que necesites el clásico entre los clásicos de los carteles de aviso (“do not disturb”) para conseguir un poco de tranquilidad. Quizá en el cuarto de tu pequeña princesa no sean bienvenidos los chicos. O las chicas en los dominios del rey de la casa.
A lo mejor no necesitas avisar nada. Tal vez sólo quieras que tus puertas se conviertan en entradas a otros lugares, a otras épocas, a otras estaciones del año. Con un vinilo puedes pasear por el bosque en otoño aunque estemos en pleno junio o surfear la ola de tu vida a mitad de diciembre y sin necesidad de tabla, bañador ni traje de neopreno. La puerta de tu habitación puede ser la entrada a las profundidades del océano o la forma de acceder a pastos verdes y tranquilos donde tumbarse, leer o cantar y bailar al más puro estilo “Sonrisas y lágrimas”. O también es posible empezar un viaje desde el umbral de tu cuarto. Coge las maletas y la cámara de fotos porque cuando gires el pomo quizá te transportes a otro continente.
Decorar tu casa con vinilos adhesivos te ayuda a imaginar que paseas por la Quinta Avenida de Nueva York o que disfrutas del bullicio, las luces, el glamour y el arte de los teatros y los musicales de Broadway. Con algunos de estos diseños contemplarás las vistas de la Torre Eiffel sin necesidad de coger un avión o sentirás el peso de los siglos de historia del Coliseo de Roma, muestra de la influencia de algunas de las civilizaciones más antiguas.
Aunque bueno, es cierto que, en ocasiones, una puerta es sólo eso, una puerta. Pero no tiene por qué ser la de una habitación del siglo XXI. Ha quedado claro: tu cuarto es tu reino, tu castillo y su entrada debe estar a la altura de esa denominación. Que nadie piense que podrá saltar sus muros fácilmente, que será capaz de entrar sin tu permiso. En tus dominios mandas tú. Que se entere todo el mundo.